No se pueden visitar las Islas Canarias sin hacer alguna caminata por sus montes. Primero, porque la mayoría de sus senderos están en buen estado de conservación, son seguros y están señalizados. Aunque no conozcas nada de la zona con los carteles no te pierdes (y si lo haces, mi máxima es "camina siempre hacia el mar"). Segundo, el clima y los paisajes de estas islas son únicos. Sus caminos llegan desde el monte más frío a la playa más cálida y siempre acompañados de un buen clima. Por último, la paz y tranquilidad que se respira en los montes de las islas son un buen remedio para el stress.
Hace unas semanas hice el camino de Artenara a Fontanales y quiero compartirlo porque ha sido uno de los que más me ha gustado. Su dificultad es baja, es muy constante, no tiene pendientes muy fuertes ni bajadas peligrosas, son alrededor de 12 km y con tranquilidad se puede hacer en unas 5 horas. Aquí les dejo un mapa de la ubicación:
Nuestro recorrido empezó a las 8:15 de la mañana cuando una guagua (bus) nos llevó al pueblo de Artenara desde Gáldar. Es una media hora de curvas y curvas, pero vale la pena porque el pueblo es precioso. Todo parece hecho de madera y está todo muy cuidado. Allí el frío era cortante, tuvimos que parar a tomar un café y abrigarnos mejor para empezar. Desde este pueblo se ven las mejores vistas hacia la cumbre de Gran Canaria, con los roques Bentaiga y Nublo como protagonistas. Suele ser habitual que algún perro de la zona se una al grupo y te persiga. Este camino no fue una excepción y se nos unió un perrito al que llamamos "pirata". Estos animalitos están acostumbrados a los senderistas y suelen acompañarte a lo largo del camino y luego vuelven solos.
Después de visitar la Ermita de la Cuevita, empezamos a subir por el camino que atraviesa el pueblo hasta llegar a una encrucijada de senderos y continuar hacia Cruz de Tejeda. En la siguiente encrucijada ya nos aparece el camino hacia Fontanales, a unos 9km.
Aunque el camino es fácil, hay que tener mucho cuidado en algunos tramos, ya que hay partes del sendero que discurren por una carretera general más o menos transitada.
A mitad de camino nos desviamos hacia una pequeña finca de la zona en la cual pudimos ver de cerca los típicos animales de granja, desde gallinas, cabras, hasta un becerro casi recién nacido, de 15 días. Viendo que llevábamos unas 2 horas de recorrido y "pirata" seguía con nosotros, lo dejamos atado con el dueño de la finca, que más tarde lo soltaría para que volviera a su casa. Luego proseguimos el camino hacia un pueblo llamado Las Arbejas y luego hacia Las Peñas, donde nos detuvimos un rato en un antiguo molino de trigo, en muy mal estado de conservación.
Seguimos unos kilómetros más, pasando por El Tablado y a través de un camino rodeado de tuneras y pita zábilas hasta llegar a una Era, en la cual paramos a comer y reponer fuerzas.
A partir de este momento entramos en un bosque de pinos, muy bonito y fresquito, donde pudimos ver setas creciendo a través de la pinocha (ramas de pino) que cubría todo el suelo. Dentro de ese bosque llegamos a otra encrucijada donde se cruzan gran parte de los caminos que pasan por la cumbre.
La última hora la pasamos descendiendo por el sendero hasta un área de barbacoas, llegando luego a la carretera general que nos llevó directamente al pueblo de Fontanales, donde almorzamos y la guagua nos esperaba para llevarnos de vuelta a Gáldar.
No es la primera ni la última vez que hago senderismo, y los animo a todos para que lo practiquen al menos una vez. Realmente vale la pena, sobre todo en estas islas, donde los caminos están muy bien cuidados, son relativamente cortos y los paisajes son increíbles.
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